Reencendamos el Fuego
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El mundo necesita fuego.
Me refiero al fuego de Dios.
Dios es como un fuego que transforma, renueva, purifica, apasiona.
Cristo vino a traer fuego a la tierra, y dice “cómo quisiera que ya estuviera ardiendo” (Lc 12, 49)
Sí, el mundo necesita fuego.
Necesita prometeos que traigan el fuego de Dios a los hombres para entusiasmarlos, enardecerlos en el amor, apasionarlos por lo bello y trascendental
Esta enseñanza, que ofrezco ardientemente a la Renovación Carismática, quiere ser una bendita chispa, ojalá origen de una enorme llamarada de fe, pues la fe entra por el oído (Ro 10, 17), la fe surge de la predicación de la Palabra, que es fuego.
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