Imaginé una película cristiana. Encontré a los maridos de la samaritana: barbones y bravucones, tristes y avejentados… Platiqué con ellos. Con cada uno. Eran seis. Les hice preguntas: sobre su vida personal, sobre su relación con su exmujer, sobre su experiencia de casados, sobre su fracaso matrimonial, sobre su vida actual, sobre su contacto con ella y sus ex – maridos…

Me contaron muchos de sus secretos,
Me hablaron de sus frustraciones,
Me dieron datos sobre la vida de la mujer…

Todos me dijeron al final que quisieran encontrar al Señor que cambió la vida de la samaritana.Los invité a iniciar un grupo de oración. Invitamos a otros hombres frustrados, fracasados, divorciados, solos… Les anuncié el Kerygma…

Y un día cuando estábamos reunidos, apareció repentinamente el Señor Jesús, con jarrones llenos de agua, diciéndonos a todos:

“El que tenga sed que venga a mí…”
“Vengan a mí todos los cansados y agobiados…”

Esta película rodó por mi imaginación en un momento de silencio delante del Santísimo. Y esto dio origen a la catequesis que ahora les presento: LOS ESPOSOS DE LA SAMARITANA.