Una vida sin preguntas no vale la pena ser vivida. La vida es un misterio. El hombre es un misterio. Dios es un misterio. Estamos llamados a desvelar estos misterios. De ahí que sea natural interrogarnos, preguntar, ser cuestionados…

Quienes buscan la verdad preguntan. Los cristianos somos buscadores de la Verdad. Proclamamos a Cristo como Verdad y Vida y nos dejamos cuestionar por él.

Las preguntas son formas didácticas a través de las cuales los rabinos hacían pasar sus enseñanzas a los discípulos. Esta técnica ha sido usada por grandes pedagogos, como Sócrates, con el método denominado mayéutico. El Maestro Jesús empleó también el método de las preguntas.

El Evangelio de Jesús, mejor dicho, Jesús mismo es una pregunta abierta para todos nosotros. Su palabra y su persona nos interpelan, su vida nos cuestiona.