Creo, por eso Hablo
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Para los primeros cristianos constituyó una tarea de suprema importancia hablar de su fe: “Creo por eso hablo”.
Entendieron que su principal misión era dar testimonio de su fe en Cristo Jesús. Por eso llenaron a Jerusalén de las enseñanzas de Jesús.
Descripción
Mientras las autoridades les prohibían hablar de ese Jesús y de ese nuevo camino, ellos con
mayor ardor e insistencia predicaban a Jesucristo el Señor, con la conciencia de que
primero tenían que obedecer a Dios quien les había encargado esta misión, antes que a los
hombres.
Y no les importaron las persecuciones, críticas, sufrimientos, pruebas, cárceles, hambres,
noches sin dormir… por anunciar al adorable Jesucristo, pues los animaba el espíritu de la
fe que da la victoria y que los hacía clamar: “creo por eso hablo”
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